Los haiku son un tipo de poema que se remonta al Japón del siglo IX. Su origen está en las tres primeras líneas de una composición más larga, que reflejaba el ánimo de toda la composición. En su forma más clásica, consta de un verso de cinco sílabas, un segundo de siete y un tercero otra vez de cinco. Tradicionalmente, contiene una palabra o expresión clave, que es una referencia a la estación del año o a un motivo de la naturaleza. Uno de los tres versos se percibe separado de los otros dos, cortando la idea o pequeña historia que cuentan.
El haiku suele querer transmitir un momento, un estado de ánimo, o invitar a la reflexión. Los haiku son un ejemplo de "verdad revelada a medias". Como decia Bashoo, ¿Qué sentido tiene decirlo todo?. El lector, en su recepción del poema, debe añadir o completar su significado.
La transitoriedad de la vida y lo mundano se contrastan con los ciclos inmutables de la naturaleza, que enmarcan el haiku: primavera, verano, otoño, invierno... y las referencias a elementos naturales y a la omnipresente luna de cada estación, recogidos en pinceladas. Y es que un haiku es como una pincelada, un esbozo de algo, que basta con insinuar. Se trata de exponer un hecho y mostrarse preparado a aceptarlo. Entre sus "etiquetas" más frecuentes, siempre dentro de ese marco natural, estarían la soledad, la pérdida, la espontaneidad del sentimiento, la aceptación, la simetria, la consciencia...
Hoy en día se escriben haiku en todo el mundo. Existen muchas variantes sobre el modelo expuesto, pero la idea es no perder de vista ese marco, tanto formal como de contenidos.
De Ichiku:
Dia de año nuevo
ganjitsu ya
Parece que fue ayer
kino ni toki
Qué lejos queda
asaborake
de Suzuki Masajo:
No hay otra forma
dooshitemo
pisaré hojas caídas
ochiba fumaneba
en mi camino
yukenu michi
de Bashoo:
Aun en Kioto
kyoo nite mo
echo de menos Kioto
kyoo natsukashi ya
al oir el cuco
hototogisu